2.11.09

Día de los difuntos.


En el santoral, hoy es el Día de los Difuntos. Muchas familias españolas siguen la tradición de visitar los cementerios y recordar a sus seres queridos ya fallecidos. Muchas personas no sólo dejan flores sino que también hacen labores de mantenimiento de las lápidas y adornos, fregándolas y repintando leyendas y epitafios. Una vez acabado este rito anual, es corriente visitar los lugares donde reposan los restos de otros familiares menos cercanos o cuyo fallecimiento es ya lejano.
He acompañado este año a mi mujer y su hermana al cementerio donde están enterrados sus padres. Nuestras hijas nos han querido acompañar puesto que deseaban saber dónde están enterrados sus abuelos maternos que nunca conocieron. Creo que es bueno acercarse a la muerte de una forma natural percibiendo que es parte de un ciclo eterno de regeneración. Hacía una decena de años que no iba por el camposanto y he reflexionado sobre el tiempo de nuestra existencia y sobre lo efímero de ésta, de ahí el valor de
vivirla a fondo.
El cementerio es ahora bastante mayor de como lo recordaba la última vez , donde los fallecimientos más recientes ocupaban una parte, un extremo que ahora ha quedado en medio de un mar de lápidas y cruces. Muchas lápidas no son arregladas ni tienen flores, puesto que la persona que está ahí enterrada ya no está en la memoria de nadie. Reflexiono en que ahí es cuando verdaderamente "morimos" como seres individuales, cuando los que nos recordaban ya han fallecido también.

"... Aquí fue la morada antigua del rey Wu;
libre crece la la hierba hoy sobre sus ruinas.
Más lejos, el inmenso palacio de los T'sing, antaño tan
suntuoso y tan temido.
Todo eso fue y no es , todo llega a su término.
Los hechos y los hombres viajan hacia el morir,
como pasan las aguas del Río Azul a perderse en el mar."
Li Bai

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