"Fugitivo relámpago es la vida,
Que apenas si da tiempo a sentir su pasar.
Inmutable es la faz de la tierra y del cielo;
Mas cuan súbito el cambio de nuestro propio rostro."
Li Bai
Estos días fríos de final de otoño son los apropiados para buscar ese rincón de nuestra casa donde nos sentimos confortablemente y detener un tiempo nuestra ajetreada vida. Los días se suceden de un modo frenético. Cada vez con más frecuencia me sorprende darme cuenta de que otra semana ha terminado.
El tiempo, su percepción, es algo que con el paso de los años se modifica y llegamos a un punto en los que los días se precipitan uno tras otro hasta que asombrados nos damos cuenta que van pasando los años…
“¿Cómo es posible? Si parece que fue ayer cuando…”
Echo de menos esos veranos eternos de mi infancia.Esas aburridas tardes lluviosas sin poder salir a la calle. La clave quizás estaba en que cuando se era un niño se vivía “el ahora” con intensidad. Apenas se miraba “atrás” y tampoco te preocupaba el futuro, que imaginabas eterno, largo, como esos días de lluvia, como esos veranos.
Nuestras hijas se hacen mayores muy rápidamente y nuestra vida de adultos nos hace olvidar que esa infancia que para ellas es lentitud e intensidad a un mismo tiempo, si no la compartimos, se nos va, se nos escapa y un buen día comprobamos lo rápido que ha pasado todo, lo mayores que están. Nos miramos al espejo y comprobamos que nuestro rostro tiene más arrugas y nuestro pelo cada día es más gris y el tiempo ha pasado… y no retorna.
Quizás deberíamos recordar nuestra infancia y como hacíamos cuando éramos niños, aligerarnos de tareas en la medida de lo posible y no pretender llenar todos nuestros minutos con actividades, con planes para luego, para mañana, para la semana próxima, el mes próximo …
Es mejor a veces sentarse un rincón confortable de nuestra casa y no hacer nada, no planear nada. A veces “menos es más”. Detener ese tiempo frenético y hacer como cuando éramos niños. Seguro que de ese momento de “inacción” (Wu Wei) surgen ideas que nos mueven a hacer cosas que nos llenan, que nos agradan y para las que no existe el tiempo… , cosas que siempre dejamos "para luego" , "para la semana próxima", que llega inexorable y entonces caemos en la cuenta de que no hemos hecho nada, salvo llenar minutos de planes , en nuestra ordenada, racional mente adulta....
Es tiempo del AHORA.
"Ni el agua que transcurre torna a su manantial,
Ni la flor desprendida de su tallo
Vuelve jamás al árbol que la dejó caer."
Li Bai
"Sentado solo entre los bambúes,
Toco el laúd y silbo, silbo, silbo.
Nadie me oye en el inmenso bosque,
Pero la blanca luna me ilumina "
Wang Wei
Es precioso lo que acabas de escribir, y además, tienes toda la razón. Los adultos vivimos presos de unos agobios y unas prisas que no hacen sino meternos en una espiral sin retorno.
ResponderEliminarA mí también me gusta a veces sentarme, sin más, y disfrutar de ese tiempo que pasa y no vuelve, porque cada segundo es irrepetible.
Y el poema de Li Bai es maravilloso, y además en pocas palabras, dice mucho, pero mucho. Y ese mucho debería hacernos pensar, al menos un poquitín.
Disfruta de tu tiempo, de tus preciosas hijas, y vive con ellas su ritmo cadencioso de infancia, porque ese tiempo es el tesoro más preciado.
Un beso.
Ay, esas eternas tardes de lluvia...
ResponderEliminarSi señor, Wu Wei puede ser la respuesta a veces, y mas en mi caso, que mi hija nacio en Wuwei (provincia de Gansu):-)
Un abrazo
Jorge