9.11.08

"Un caballero de verdad debe preocuparse por todos"

bai Juyi

Bay Juyi

Muchas veces he pensado en lo afortunado que soy. La vida me ha regalado miles de momentos de gozo y también de otros menos gozosos, así como de un puñado de momentos tristes, algunos de ellos muy tristes.

En ocasiones, cuando estamos contentos, cuando nos sentimos bien, de repente nos da por pensar en los que no lo están pasando tan bien. Es natural que surja en nosotros un cierto sentimiento de culpa por estar a gusto cuando otras personas sufren.

Hoy me desayuno con noticias terribles del conflicto olvidado del Congo, donde centenares de miles de personas están sufriendo y yo, tan a gusto miro a mis hijas mientras desayunan. Estamos sentados calentitos en la mesa camilla. Afuera brilla el sol prometiendo un domingo delicioso de otoño...

Constato una vez más que que no hay nada nuevo bajo el sol cuando me acuerdo de un poema de Bai Juyi, poeta de la Dinastía Tang, que se titula “Mi nueva túnica enguatada”. Lo releo y me doy cuenta que pone de manifiesto estos mismos sentimientos y estas mismas reflexiones, pero expresadas, en mi opinión, con belleza, con certeras y sencillas pinceladas de la vida cotidiana que trascienden una época y una persona concretas para hacerse universales e intemporales.

La tela de Kuilin es blanca nieve,

y el algodón de Wu, nube blanda.

Resistente tela, gruesa manta:

Así es mi túnica nueva.

¡Y que bien me abriga!

Me la pongo de madrugada,

y estoy sentado con ella hasta la noche.

También con ella me cubro,

y duermo cómodamente

hasta que despunta el alba.

He olvidado ya el riguroso invierno.

Me encuentro en la benigna primavera.

En la noche avanzada,

Una idea me embarga.

Me paseo por la alcoba,

palpando mi ropa.

Un caballero de verdad

debe preocuparse por todos.

¡Cómo puedo conformarme

con mi propia felicidad!

Ojalá se hiciera una túnica

de miles de leguas de largo,

que cubriera la inmensa Tierra,

de modo que todos quedaran

cómodamente abrigados

2 comentarios:

  1. Anónimo7:17 p. m.

    Qué gusto volver a leerte, José Luis, con estos fragmentos y reflexiones que nos regalas. ¡Cómo lo he echado de menos!

    Qué poema tan bonito y tan ilustrativo.

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  2. Muchas veces hemos pensado eso, yo no hace mucho, cuando tras el pupitre donde enseñamos se sienta el hambre y la pobreza...Ojalá tuviera esa capa de abrigo y una cesta con pan que no se acabara nunca.

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