Estos días estoy leyendo
"Grandes Pechos Amplias Caderas" de Mo YanEs el segundo libro que leo de este escritor chino contemporáneo. Anterior mente leí
"Sorgo Rojo". Recuerdo que me impresionó del libro la crueldad humana descrita así como la lucha por la supervivencia de los protagonistas de esta historia de resistencia en plena ocupación japonesa.
Ahora, en este segundo libro que leo de Mo Yan, el tema de la crueldad y barbarie humanas también está presente y sobrecogen las descripciones de situaciones donde se infringe dolor.
Me está gustando mucho el lirismo que que Mo Yan intercala en la narración de sucesos terroríficos. Encontrar belleza entre la fealdad, saber apreciarla cuando el horror lo inunda todo es algo muy difícil que Mo Yan sabe hacer. A modo de ejemplo reproduzco es estas líneas que dan inicio al capítulo nueve.
"En otoño de 1935, un día que estaba en la ribera del Río de los Dragones, cortando el cesped, Madre fue violada por un grupo de cuatro soldados armados que huía tras una derrota militar.Cuando todo acabó, Madre miró al río y dicidió tirarse y ahogarse. Pero cuando estaba a punto de ponerse a caminar al encuentro con la muerte, vio el reflejo del hermoso cielo azul de Gaomi del Noreste sobre el agua clara. Una brisa fresca alivió la sensación de humillación que le había nacido en el pecho, así que metió las manos en el río y se echó agua en la cara para lavarse el sudor y las lágrimas , se acomodó un poco la ropa y volvió caminando hacia su casa."
Este libro es un homenaje a las mujeres de China; al trabajo, al sacrificio y al sufrimiento y al coraje de generaciones de mujeres que sólo en los últimos tiempos empieza a salir de un mundo donde lo masculino ha sido omnipotente y la mujer ha sido siempre objeto y herramienta para la construcción de un mundo centrado en el hombre, en lo masculino.
Mis hijas proceden de esa historia terrible de mujeres siempre objeto y herramienta de hombres en una sociedad absolutamente injusta y desigual. Las circunstancias (siempre tristes y quizás terribles) que han llevado a nuestras hijas hasta nosotros deben ser conocidas por los padres adoptantes. Creo que es nuestro deber. En nuestra pequeña historia familiar, las madres biológicas de nuestras hijas, quizás fueron las primeras víctimas de ese mundo de tradiciones ancestrales, prejuicios sociales y presiones familiares. La felicidad de nuestras familias aquí y ahora tiene un origen triste que, en la medida de lo posible debemos conocer, asumir y llegado el momento si así nos lo es demandado, compartir con nuestras hijas. Obviar esto además de injusto, es un error.
Comparto tu admiración por el equilibrio entre lo terrible y lo sublime que se aprecia en las novelas de Mo Yan. Creo que esa es precisamente su grandeza.Es el García Marquez chino.
ResponderEliminarEn cuanto a lo terrible de la historia de la mujer en el país de origen de nuestras hijas, no es sino un reflejo más de la historia de la mujer en la humanidad. Observemos cualquier tiempo o cultura y veremos que en el 99 por ciento de los casos es así. No me gusta transmitir a mis hijas que su país de origen es especialmente machista, creo que es un rasgo común a las sociedades humanas. Bueno ,por suerte para nosotras, "las chicas", esto empieza a cambiar (aunque muy despacio, y demasiado tarde para algunas...)
Besos
Silvia