Acabo de terminar la lectura de este
libro de David Kidd, Historias de Pekín.
He disfrutado con su lectura. Está escrito con sentido de humor y de una manera tal que uno imagina facilmente a la familia protagonista, los Yu, en el ambiente de cambio radical que supuso la llegada de Mao al poder. El final del libro, cuando al cabo de los años David Kidd vuelve a Pekín, te deja un sabor agrio por la destrucción de lo que debía conservarse, por las vidas que se truncaron y el sufrimiento que supuso la Revolución Cultural y por el temor a que el desarrollismo de la China de hoy en día acabe, como pasó en su momento con muchas cosas valiosas.
Leyendo el libro me acorde de la magnífica
Vivir, de Zhang Yimou.
En ella también se plasma magistralmente como los cambios políticos afectan (y de que modo) a las personas y como estas continúan con su vida y en el fondo hacen lo que nuestro instinto nos dicta : vivir y seguir adelante a pesar de todo.
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