22.10.06

Escuela y Sociedad



Creo que nunca he dicho que mi trabajo, lo que me da de comer y a lo que he dedicado y dedico toda mi vida profesional es la enseñanza. Soy maestro. Desde que comencé hasta hoy en día he podido comprobar como lentamente se ha ido deteriorando todo este mundo de enseñanza-aprendizaje, de trasmisión y refuerzo de valores, de preparación para el futuro, que es mi trabajo de maestro.
Ese deterioro no lo es en cuanto a medios, ya que en la actualidad tenemos de todo. Nunca se han tenido tantas herramientas para poder facilitar a los chicos el aprendidaje, el conocimiento del mundo y de sí mismos. Nunca los maestros hemos dispuesto de tantas maravillas tecnológicas y de tantos medios de todo tipo para poder enseñar, pero en cambio ahora es cuando las condiciones en las que se enseña están en peores circunstancias.
Yo observo, vivo y a veces sufro las circunstancias de este momento social, que como es natural tienen su reflejo en la escuela.

El problema principal, bajo mi punto de vista, es la delegación que la sociedad ha hecho de valores fundamentales que antes todos asumían, principalmente la familia y que ahora, parece que sólo la institución escolar defiende, promueve e intenta mantener a flote. Muchos padres, por las especiales circunstancias del mundo del trabajo, de la necesidad de ganar dinero o simplemente por el mantenimiento de un modo de vida en consonancia con la sociedad consumista, hacen dejación de su función de educadores de sus hijos. Padres que no tienen tiempo, que apenas charlan con sus hijos, que les dan todo tipo de caprichos (a veces compensando su mala conciencia) y que dejan a sus hijos en la escuela para que sean allí educados y formados adecuadamente, haciendo dejadez de algo que es función de ellos principalmente. Es en la escuela donde los chicos se dan cuenta por vez primera que viven en sociedad, que deben controlar sus impulsos, que deben aparcar sus caprichos y que deben esforzarse y dejar el juego para otro momento.
Hay muchos niños que reciben el primer NO en la escuela. Niños acostumbrados a no tener ningúna educación, ni buena , ni mala ni regular, ninguna.
Mantener el orden y la motivación y la necesaria disciplina para poder concentrarse en el aprendizaje es a lo que dedicamos la mayor parte de la energía los maestros, no siempre con buenos resultados ya que cuando las quejas se trasladan a los padres, éstos, muchas veces te manifiestan su impotencia con la educación de sus propios hijos cuando no se ponen de parte de sus hijos y en contra de ti, el maestro.
Antes la sociedad entera educaba. Los niños tenían respeto por sus mayores y toda "la tribu" como dice el filósofo y pedagogo José Antonio Marina, colaboraba en esta tarea. Ahora no es así y los maestros muchas veces sentimos la soledad y la sensación de que nuestras energías por mejorar, por hacer de nuestros alumnos buenos ciudadanos se desperdician. Por otro lado, la Administración cada vez demanda de la escuela unos resultados casi como si de una empresa se tratara. Los criterios economicistas, de gestión de empresa, se trasladan al mundo de la enseñanza con todo lo que esto supone. En fin, es todo muy complejo y de difícil solución porque la misma sociedad es compleja y con problemas de difícil solución.

Cuando regresé de China la primera vez sufrí una crisis importante en relación a mi trabajo.
Venir de una sociedad (la sociedad rural de China) donde la enseñanza carece de medios absolutamente. Donde el profesorado no existe o está escasamente formado. Donde falta hasta la tiza para escribir. Donde muchos niños abandonan la escuela para poder trabajar y ayudar en sus familias, en fin donde aún, el círculo vicioso de la pobreza hace que formarse sea un lujo y no al alcance de todos y encontrarme por contraste y de golpe con una escuela llena de ordenadores, biblioteca, videos, actividades extraescolares, profesores especialistas, etc, etc,... y con niños desmotivados, padres negligentes, etc, etc,... Este contraste provocó en mí una crisis de la que me costó salir. Empecé a tener el llamado "síndrome del quemado". Algo impensable hoy por hoy en las sociedades agrarias China y de la mayor parte del planeta. Tenía la sensación de querer y no poder, de desperdicio de energías haciendo tanta falta en otros lugares....
Sobre como es la escuela en la China rural recomiendo ver las películas "Ni uno menos" y "El camino a casa" de Zhang Yimou y leer el libro "El diario de Ma-Yan". Pobreza y condiciones duras pero respeto y valoración de la figura del maestro y de la importancia de aprender.

7 comentarios:

  1. Anónimo3:03 p. m.

    Cuando iba al colegio (época de EGB, BUP y COU, ¡qué lejana parece!), llamábamos a los profesores "Don Salvador", "Don Víctor"... Creo que en general, éramos respetuosos. Siempre había el gracioso de turno, claro. Cuando los profesores llamaban la atención a nuestros padres sobre nuestro comportamiento, el rapapolvo que nos caía era de impresión.

    Cuando hacía las prácticas del CAP (hace un par de años), en el mismo instituto donde estudié, salí tan escandalizada que descarté opositar a la enseñanza en España, mientras tenga otras opciones.

    Los chavales, que ahora se juntan con los mayores sobre los 12 años, eran completamente irreverentes. De una insolencia pasmosa. Aún recuerdo cómo unos críos, que no levantaban un palmo del suelo, arrojaban bolígrafos al techo y hablaban a gritos mientras la profesora daba clase.

    La profesora sentaba a las dos chicas aplicadas de la clase en sendas mesas, cerca de ella, y les mandaba ejercicios avanzados mientras "daba clase" al resto. Los chicos desmotivados, la profesora desmotivada: ¿Por qué currarte clases memorables para quien no quiere escuchar? ¿Quién quiere escuchar clases anodinas? ¿Por qué voy a llamar la atención a estos plastas que impiden el desarrollo normal de la clase, si luego la tengo liada con sus padres? Es un círculo vicioso en el que todos los elementos interactúan.

    También me metí en varias clases de la llamada "Compensación". Dios Santo.

    Y todo este rollo, cuando lo único que quiero es preguntarme, preguntarte, dónde está el punto de inflexión. ¿Cuándo, y por qué ha cambiado tanto todo? Quizás sea una pregunta sin respuesta, como la del huevo y la gallina.

    Me encantan las películas que citas. Las he visto miles de veces. Un beso.

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  2. Anónimo8:47 p. m.

    Olga, ojalá supiese donde está el punto de inflexión. Lentamente se ha producido una degradación en el ambiente escolar y sin darnos cuenta hemos llegado hasta este punto. En mi opinión, una de las cosas que más ha contribuido ha sido la implantación de la LOGSE y con ella el paso de los niños preadolescentes, de tan sólo 12 años a los Institutos de Secundaria. Antes en la EGB esa transición, ese cambio de edad tan problemático estaba más controlado. También no ayuda a un buen ambiente la obligatoriedad de la educación hasta los 16 años, que hace que las clases en la ESO se llenen de repetidores que no desean estar ahí y se aburren soberanamente. La pérdida de autoridad de los maestros. La falta de aprecio y reconocimiento de su labor por parte de sectores amplios de la sociedad. La falta de apoyo de los padres y a veces de la Administración... Son muchas cosas...

    Saludos

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  3. Anónimo10:15 p. m.

    Cuando yo era niña, mi madre trabajaba tantas horas que le era imposible despertarse para llevarnos al colegio. Ella sola tuvo que sacar adelante a cinco hijos, nosotros para ayudarla, nos levantábamos solos, desayunábamos lo mas silenciosamente posible para no despertarla e íbamos al colegio.
    Un colegio de monjas donde nos enseñaban unos valores que ahora se están perdiendo. Se echa la culpa a las familias de no ocuparse de sus hijos en mi casa nadie se ocupaba de nosotros, pero sabíamos lo que estaba bien o mal. Y hacíamos lo que podíamos hasta que cumplíamos con la enseñanza obligatoria para después poder trabajar y ayudar en casa.
    Yo creo que la culpa es de todos, los cambios de la ley, y todo un conjunto de circunstancias, el echarse las culpas de unos a otros no resuelve nada. Las clases de religión se suprimen por nada. Siempre he creído que si no se da religión al menos debería haber una clase de ética y moral. Mi hijo no está bautizado, sin embargo va a religión porque creo que es la única clase donde le pueden enseñar algo de respeto hacia los demás.
    Cuando mi hijo mayor empezó en el instituto, donde todo era tan diferente se volvió un salvaje y rebelde. Yo también soy una madre sola y no sabía que hacer con él, me vi totalmente impotente ante todo lo que le enseñaban en el instituto. Venía de clase hablándome de sus derechos, esos que le habían enseñado en el instituto que tenía y que si yo no respetaba me denunciaría porque era otro derecho que le habían dicho que tenía.
    No pude soportarlo y decidí enviarlo a Taiwán con sus abuelos, para que ellos se hicieran cargo. Solo estuvo un año allí, cuando regreso, convertido en otra persona me dijo.
    -En España se premia al mas rebelde, el que suspende es guay, el que se revela contra las normas es un valiente. En Taiwán es todo lo contrario, si me comportara allí como lo hacía aquí, nadie me miraría a la cara, me harían el vacío y no tendría ni un solo amigo.

    Creo que tuve mucha suerte de que le pudieran hacer ver muchas cosas de las que aquí no se daba cuenta, a partir de entonces siempre sacó buenas notas, se convirtió en un chico responsable y consecuente con sus actos. Por supuesto le di las gracias a sus abuelos, los cuales me dijeron que era al contrario que ellos me estaban agradecidos a mi por este nieto y que su comportamiento desde su llegada a la isla siempre había sido de lo mas correcto por lo que les extrañaba mucho lo que yo les había dicho de él.
    Perdona por este comentario tan largo.
    En China hay muchos mas medios que aquí en muchísimas escuelas, es una pena que no lo compartan con las zonas pobres de su propio país.

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  4. Anónimo8:12 a. m.

    En Taiwan y en la mayor parte del mundo se premia el esfuerzo, se respeta a los mayores (que son los que tienen la experiencia) y es "toda la tribu" la que educa. Aquí durante muchos años se han tratado a los niños (por parte de muchos padres, profesores y adultos en general) como amigos dejándoles hacer y confundiendo el necesario orden y respeto a las normas y a los demás con el autoritarismo y la coacción a la libertad del chico. El padre y el maestro eran (quizás como contraste con la época anterior) el "amigo"de su hijo. Eso es un error cada cual en su sitio. Llevas razón en que echarse la culpa unos a otros no lleva a ningún sitio. Cada cual debe hacerse responsable de la parcela que le toca e intentar que las cosas cambien.
    Saludos y gracias por tus habituales comentarios.

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  5. Se podria conseguir de algun modo,la pelicula xiu xiu,y green tea?para verla,me encantaria,desde que vi tu blog,y esa pelis,en tus post,voy detrás...
    Me encante tb zhao wei o viki zhao mas conocida,besos j,luis y aorijia.

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  6. Anónimo5:12 p. m.

    El momento social al que te refieres es el de una sociedad que no educa porque ni siquiera tiene tiempo de mirarse al espejo y reflexionar.Cómo vamos a pedir que eduquen a sus hijos a padres que los ven escasamente dos o tres horas al día...La violencia en la escuela no es más que el reflejo de una sociedad en la que impera esta violencia: del hombre sobre la mujer, del padre sobre el hijo, del chico mayor sobre el más pequeño y en definitiva del más fuerte al más débil. Violencia en todo en el fútbol, en las películas, en los videojuegos y hasta en los informativos se emiten escenas innecesarias.Confundimos hace tiempo la libertad de expresión con un cajón desastre al que no se ha puesto freno por miedo a parecer intolerantes y ahora pagamos las consecuencias de niños que ven y viven cosas que no deben por doquier.Nuestra parte de culpa, la de los maestros: la resignación, la falta de movilización.Como dijo alguien no hay cosa peor que el que no hace nada porque piensa que sólo podría hacer un poco.Si queréis leer algo sobre otro momento social de la escuela española (aunque no tenga nada que ver con China): "Historia de una maestra", de Josefina Aldecoa.

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  7. Jose Luís,

    Ante todo - me gustaría reconocer que el labor que tenéis que hacer hoy en día en el colegio es algo que los que estamos fuera no podemos entender.

    Escucho a profesoras de instituto contando las barbaridades que hacen los estudiantes y no entiendo como llega a esto.

    Gracias por esta entrada, por poner aquí tus pensamientos. Nos hace falta más información así para poder reflexionar mejor sobre la situación.

    Confieso que tengo a mis hijos en un colegio privado - por mucho esfuerzo que supone económicamente. Personalmente, no me siento capaz de enfrentarme a lo que conocí durante los primeros años de su educación cuando intenté utilizar los servicios públicos. Era el comportamiento de los niños mayores que no pude aceptar.

    Ánimos. No sé como lo haces.

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