Hace un par de días hemos regresado de un estupendo viaje por algunos de los muchos y bellos lugares que tiene España. Como tantos hacen en verano nosotros también hemos saboreado la gastronomía de los lugares que hemos visitado, admirado sus paisajes y charlado con sus habitantes. Se nos escapa a veces, que el tipismo de algunos sitios con su arquitectura popular tan ligada a la forma de vida que el viajero tanto admira suponían y en algunos casos suponen, una forma de vida incómoda y en ocasiones dura para sus habitantes que muchos de nosotros difícilmente soportaríamos durante mucho tiempo acostumbrados como estamos a las comodidades.
Comento esto porque ahora (ayer lo escuché en televisión pero ya hace tiempo que el tema es tratado en la prensa occidental) se están levantando voces contra la masiva destrucción de hutongs en Pekín con motivo de los próximos Juegos Olímpicos.
Los hutongs a diferencia de muchos de los lugares llenos de tipismo que al viajar nos gusta fotografiar están ahora llenos de vida y la mejoras materiales en las condiciones de vida de sus habitantes (aseos individuales y no compartidos, agua corriente caliente, etc) que supondrá el traslado de sus habitantes no compensan para muchos el cambio que supone vivir alejados del centro de la ciudad, del lugar de trabajo y el fin de las relaciones sociales que la cercanía física del hutong, con su calle estrecha sus patio comunal supone.
Yo vivo en una ciudad (Córdoba) con un casco antiguo muy bonito, que los turistas y viajeros admiran y fotografían pero que no tiene mucha vida (aparte de la que le dan los que lo visitan) En otro tiempo sus habitantes lo llenaban con su ir y venir , sus voces, sus olores. Ahora es otra cosa. Mi madre cuando niña vivía en una casa de vecinos como esas tan bonitas que se ven en el Festival de los Patios de Córdoba, con sus macetas, su pozo, pero también con su letrina común, su falta de cuarto de baño y las incomodidades propias de un lugar pequeño habitado por muchas personas. Conforme las familias prosperaron fueron abandonando los patios de vecinos, pero en China, con los hutongs de Pekín este cambio es por decreto y muchos están disconformes.
De las películas chinas que he visto La Ducha, de Zhang Yang refleja a la perfección ese fin de un modo de vida que el desarrollo de las sociedades va dejando atrás. No sólo es la historia conmovedora de las relaciones padre hijo , sino las relaciones sociales sanas que se producen en un entorno sin prisas que no es otro que los baños públicos en un hutong de Pekín que tiene los días contados ya que el barrio va a ser demolido y sus habitantes trasladados. Es lo que hoy viven muchos habitantes del centro de la capital de China.
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