Su Dongpo (Su Shi) nació en la recientemente castigada Sichuan hace casi mil años (1036--1101)
Es uno de los poetas más famosos de China y quizás el que más de la
Dinastía Song.
Poeta, calígrafo y pintor , así como funcionario imperial, fue muy crítico con el poder y sus abusos lo que le valió la antipatía, la marginación, la cárcel y el exilio finalmente. Aunque hombre sosegado y muy prudente, no pudo eludir por ética personal la crítica a aquellos que consideraba poco competentes. Siendo como fue, director de la Biblioteca Imperial y antes juez y alto funcionario, osó hacer sugerencias al emperador y esto le valió ser obligado a exiliarse a Hubei (precisamente a la comarca en la que mi hija mayor nació) Volvió a la corte pero, otra vez fue apartado por los poderosos. En el último tramo de su vida, desengañado, pero lúcido decidió vivir una vida menos activa y más contemplativa, dedicado a escribir y pintar. Hoy en día podemos disfrutar de su alta sensibilidad y no menos elevado sentido común.
Hablo de él hoy precisamente porque esta semana en la que se ha hablado, entre otras cosas de miembros y "miembras" , me ha dado por pensar en la competencia de nuestros gobernantes, en la prudencia y la sabiduría de los que rigen nuestras vidas y me ha venido a la memoria uno de sus poemas que creo, puede estar precisamente muy de actualidad.
Su Dongpo, con ironía y haciendo apología de la inteligencia, que no es nada sin la prudencia, recordando su propia experiencia vital y mientras baña a su hijo pequeño, refrexiona sobre el futuro de éste y dice:
Todos quieren tener un hijo inteligente,
pero la inteligencia me ha arruinado la vida.
Así que quiero que mi hijo sea tonto y estúpido:
Sin penas ni penalidades llegará a ser ministro.
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