China, el país que me ha dado mis hijas, también me ha dado una perspectiva ante mundo, la historia y la vida en general, que me diferencia (al menos así lo percibo) de las personas de mi entorno.
Cuando miro sus hermosos ojos almendrados, también miro los de millones de seres humanos de nuestro planeta, así como los ojos inocentes de cualquier niño. La mirada de mis hijas se ha transformado en mí en la percepción universal de la infancia.
Nacidas tan lejos en unas circunstancias tan particulares me han obligado a pensar que mi suerte, la suerte de nuestra familia, lo es porque otras no la han tenido tanto.
Y si esto se hace extensivo a todo, te da mucho para reflexionar.
Somos afortunados de habérsenos despertado una "conciencia global" que teníamos anestesiada. Desde que nuestras hijas están entre nosotros, cualquier hecho extraordinario que merece la atención de los medios de comunicación, es visto por nosotros de manera distinta a como lo hacíamos antes.
Reflexioné en todo esto cuando la semana pasada una ONG británica (Save the Congo) difundió un duro spot televisivo para agitar las conciencias de los espectadores del Reino Unido a propósito de los desmanes que en el centro de África se comenten por el control del coltán, necesario en la fabricación de dispositivos móviles, y que nosotros, usuarios, desconocemos.
Me resistía a ver el corto puesto que algunos comentarios en torno a él avisaban del impacto de las imágenes duras ... , y al final lo hice , y aunque es realmente duro, no me arrepiento . Creo que es una buena herramienta para hacer pensar y agitar la conciencia. He decidido compartirlo como se pide al final del mismo.
Cuando lo he visto, me ha venido también a la memoria y lo he relacionado con la estupenda película "En un mundo mejor" de Suzanne Bier, que ganó el Oscar 2011 a la mejor película en habla no inglesa, cuyo tema principal es la violencia, y donde se nos plantea lo difícil que a veces es no dar una respuesta no violenta ante determinados hechos violentos. En esta magnífica película (que recomiendo) el protagonista da una solución a una circunstancia violenta que le surge de un modo ejemplar. Te hace pensar.
El protagonista, médico que trabaja en una ONG, vive en África y se enfrenta a diario a la mas terrible de las violencias y a las mas descorazonara de las injusticias, de vuelta a Dinamarca se enfrenta a otra violencia más doméstica pero que se nutre de las mismas raíces.
Todos los seres humanos compartimos el mismo planeta, tenemos las mismas necesidades y nos mueven las mismas pasiones. Debemos tomar conciencia de ello a diario.
El protagonista, médico que trabaja en una ONG, vive en África y se enfrenta a diario a la mas terrible de las violencias y a las mas descorazonara de las injusticias, de vuelta a Dinamarca se enfrenta a otra violencia más doméstica pero que se nutre de las mismas raíces.
Todos los seres humanos compartimos el mismo planeta, tenemos las mismas necesidades y nos mueven las mismas pasiones. Debemos tomar conciencia de ello a diario.
Yo siento igual que tú...ya nada es igual...
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