Después de un"verano sabático" en cuanto a Internet se refiere, retomo este humilde rincón de la "blogosfera" para comentar las cosas que de alguna manera u otra tienen a China como elemento, si no "referente", al menos "al que referirse." Si China no fuese el país de nacimiento de mis hijas, si fuese otro, a buen seguro que casi de los mismos asuntos hablaría. Cambiamos la geografía y la época, pero no la pasión y el afecto por las gentes con las que compartimos este planeta, con sus miserias y bondades y con sus esperanzas también.
Mientras ayer pensaba a la hora del desayuno sobre qué escribir en este mi primer "post" de la temporada, escuché en la Cadena Ser a Fernando Salazar, Vicepresidente Ejecutivo del Instituto de Comercio Exterior, hablar sobre las relaciones comerciales entre España y China. Esta vez tampoco tocaba criticar a China, cuya "compra de deuda" nos ha dado aire en los peores momento de especulación financiera contra España, y sí hablar de oportunidades de negocio y de comercio.
Dijo algunas cosas interesantes y entre ellas se me quedó una frase que es toda una actitud vital, una manera de ver las cosas y que comparto completamente: decía algo así como que "para llegar lejos no hay que tener prisa". Frase conocida , antigua y de sentido común, pero sobre la que debemos volver de vez en cuando, ya que con facilidad,más de lo que quisiéramos, nos dejamos llevar por las prisas. Lo refería al mundo de los negocios, pero yo estaba pensando en nuestro reciente viaje por Europa. La frase en boca del señor Fernando Salazar, entre tostadas con mantequilla y café con leche, en la placidez de una mañana de domingo de verano, me hizo pensar en que somos una afortunada familia viajera. Y que viajamos de un modo tranquilo.
Este estío hemos hecho nada menos que 6500 km.Hemos recorrido Europa sin prisas y es cierto que así se llega lejos.
Viajamos con una ruta trazada pero sin excesivos detalles y nos paramos allá donde nos apetece. No pretendemos verlo todo y sí dejarnos enamorar por lo que de bello tienen tantos y tantos lugares.
Pienso en Marco Polo y en ese viaje de años que le hizo descubrir una civilización hasta entonces desconocida en Europa y de cuyas maravillas contó y que a las personas de mente inquieta de su tiempo les abrió la imaginación y el deseo de progresar en el conocimiento, en el comercio, en una vida mejor. Hubo un intercambio de experiencias y se abrió, un camino, una ruta (la Ruta de la Seda) que en gran medida ayudó a una Europa aún atrapada en lo peor de la Edad Media, a un despegar, a un renacer que desembocó en las décadas siguientes el esplendor del Renacimiento.
Pienso que esa es la esencia de los viajes, el descubrimiento, el aprendizaje de lo bueno de los otros y la valoración de lo ajeno y de lo propio que lo merezca.
Todo verdadero viaje es también , o sobre todo, un viaje interior. Decía el año pasado por esta época que "¿Acaso nuestro empeño en llenar nuestras horas de actividades "útiles" o su imperiosa búsqueda, descartando las "inútiles", nos aparta de la felicidad, del disfrute del instante?"
Cuando viajas sin prisa se vive el instante y se llega lejos, también por dentro.
Ya estamos de vuelta.
ME GUSTA ;-)) como se diría en Facebook!!
ResponderEliminarBenvenuti e bentornati
Roberto
Hola Jose
ResponderEliminarme gustaria entrar en contacto contigo
me puedes pasar tu e-mail?
Alejandra
www.adentrodelamuralla.blogspot.com
Y a mí...
ResponderEliminarpatxipilar@portaldemagina.com
Merci!!!
pilar
Me alegro mucho de poder seguir leyéndote, tus entradas reflexivas, los poemas que destacas, las lecturas o películas que recomiendas... Siempre se aprende contigo.
ResponderEliminarY sí: Viajar sin prisas, siendo consciente de lo que se tiene delante, es lo mejor.
Me pareció muy interesante el artículo y de hecho cambia la perspectiva que tenia de china.
ResponderEliminar