En nuestro segundo viaje a China (hace ahora nueve años) acudimos al templo budista lamaísta de Pekín y en uno de sus patios me encontré con un granado casi idéntico al que crece en mi patio.
La misma luz de mediodía de finales de mayo en un rincón del patio del templo me llevaron a la memoria también ese rincón de mi patio. En ese momento sentí que mi casa, a a miles de kilómetros también podría estar aquí. El mismo cielo, el mismo verdor de las hojas y el mismo calor.
Desde que nuestras hijas entraron en nuestros corazones, el mundo se nos ha hecho más pequeño y en cierta manera se ha convertido en nuestra casa. Nos sentimos más unidos no sólo a China, sino al mundo en general. La empatía ha crecido entre nosotros y los paisajes y gentes del planeta cada vez son más nuestros. Esa misma sensación la he tenido muchas otras veces en otros contextos, pero siempre es lo mismo : Una especie de conexión con ese lugar, cuyo detonante es un paisaje, un olor, un sonido, una luz, que en mi me memoria me conecta con lo ya conocido o vivido.
Me he acordado de esto cuando escuché el pasado sábado una conferencia de Bernardo Atxaga, que con motivo de la inauguración de la Feria del Libro de mi ciudad dio y cuyo tema era La otra mirada . Esa forma de ver las cosas, podríamos decir que en cierto modo "mirada poética" que les da valor más allá de lo descriptivo y apunta al alma de las personas. Cuando la mirada poética se posa sobre algo, lo trasciende, lo universaliza y lo hace intemporal. Entre otras cosas contó que un emigrante vasco en Argentina, Pedro María Otaño escribió un poema referido al ombú, árbol de la Pampa que le recordaba al nogal de la casa en donde nació:
"Tú eres, dulce ombú, mi amigo más querido, por eso acudo a ti a derramar mis lágrimas. Tú me llevas hacia el nogal de la casa en donde nací. Te recordaré siempre..."
Ese granado en el templo budista de Pekín y el que en mi casa crece están conectados y yo con ellos.
Todos lo estamos.
También acuden a mi todos estos pensamientos hoy que nos hemos despertado con la noticia de la muerte de Bin Laden. Cuando practicamos la empatía las cosas las vemos de modo diferente y cambiamos. Hoy la necesitamos más que nunca. El odio nos empobrece y eterniza los conflictos.
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Hace 3 meses
Inspirador
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