El estos tiempos de velocidad, de aceleración permanente y de inmediatez absoluta es muy difícil tener los momentos de sosiego y calma que se necesitan para ver las cosas con cierta perspectiva y a veces con sentido común.
Ocurre en nuestras vidas cada vez más y se aprecia por ejemplo, estoy pensando ahora, en noticias y temas que se tratan en las tertulias radiofónicas y televisivas y en los comentarios de blogs y periódicos digitales, donde abundan demasiado las animaladas y las "consigas trinchera" y los comentarios poco reflexivos y apresurados y que sobrepasan con mucho a los serenos, ponderados (que también los hay) y que cuando éstos se sustentan en datos y están bien expuestos y argumentados, pueden llevarte a modificar en el tema tratado tu opinión, e incluso cambiarla.
He reflexionado sobre esto en la última semana, mientras leía los comentarios que lectores de periódicos digitales y blogs varios hacían a propósito
de la detención de Ai Wewei, de la que me hacía eco el domingo pasado. Pero pasa, insisto con cualquier tema, con cualquier asunto y situación de nuestra vida tan ajetreada, tan acelerada...
La velocidad, el análisis y posicionamiento ideológico inmediato es lo que hoy manda, y así nos va. Necesitamos más quietud para así poder reflexionar mejor, para vivir mejor.
Me acuerdo de este poema de Wang Wei que se ajusta a esta situación:
El cultivo de las letras no necesita del trato mundanal.
Ardua es la ciencia de la filosofía, y , para lograrla , camino
solo.
Amo los puros arroyuelos que serpentean entre las rocas.
Y amo también mi rústica cabaña, tan sosegada en medio
de los pinos.
Así que aquí estoy hoy, como el poeta, en este sábado de primavera, tranquilo en mi patio.
Una agradable brisa rebaja el calor que empieza a notarse en estas hora del tarde.
Sentado a la sombra observo las hormigas frenéticas que tronco arriba y abajo transitan por el ciruelo que ya, completamente verde, empieza a mostrar sus frutos aún inmaduros pequeños, verdes y de piel aterciopelada.
La ropa tendida al sol oscila suavemente. Abejarucos que en tránsito sobrevuelan mi casa pían y me hacen elevar la vista al cielo.
Las ideas que constantemente bullen en mi cabeza a lo largo de la semana parecen como si lentamente dejasen de agitarse y con la misma suavidad con que la sábana oscila con la brisa ante mis ojos, fuesen descendiendo hasta el fondo de mi mente para quedar allí, tranquilas y serenas hasta que este momento de quietud acabe.
Momentos así me ayudan a pensar y a luchar contra esa velocidad y mediocridad que parece intenta dominar nuestras vidas.
Slow!!
Interesante este video ( en inglés) de las autoridades de tráfico australianas para levantar el pie y disfrutar de la conducción mejorando la seguridad en el tráfico. Apliquémoslo a TODO:
pues bonita entrada, sí!
ResponderEliminarGracias Roberto. Los sábados por la mañana son muy propicios para ir desacelerando.
ResponderEliminarUn abrazo