"No te quejes de la oscuridad, enciende una luz"
Confucio
Este verano tuve una breve conversación con una joven china que trabajaba en un bazar de Fuengirola (Málaga) En muchas ocasiones, debido a los rasgos de nuestras hijas, en fácil entablar conversación con ciudadanos chinos que viven en nuestro país.
Me contaba esta joven (de unos veinte años) hablando de la edad de mis hijas y del curso en el que estaban en la escuela, que su hermana pequeña, de la misma edad que la menor de mis hijas, no se adaptaba a la escuela. El ambiente en las clases le desagradaba y lo pasaba mal.
Me preguntó si mi hija pequeña se sentía bien en el colegio. Me confesó esta chica que comprendía a su hermana, que el los años recientes en los que esta joven estuvo en el Instituto, le resultaba increíble el trato que los alumnos daban a los profesores, como no les hacían caso y como se perdía el tiempo en clase. No comprendía la falta de respeto que los chavales tenían hacia sus profesores, viniendo de un país, como China, donde no sólo a los profesores se les respeta, sino a todas las personas mayores.
Comentarios como los de esta joven china, me entristecen como español y como maestro, que como probablemente sepan algunos de los amables lectores de este blog, es lo que soy. Es la profesión que elegí hace ya mucho tiempo. Hoy en día pasamos por muy malos momentos en materia educativa. Sé de que hablo. La sociedad actual en nada se parece en la que vivía cuando decidí dedicarme al trabajo de enseñar, de transmitir a los niños la fascinación y el estímulo que supone el descubrimiento de las cosas. Aprender es una actividad muy gratificante y además muy útil para la vida. Desgraciadamente la escuela ha ido deteriorándose con el paso de los años. No me refiero ni al al material educativo ni a la instalaciones, que han ido mejorando con el paso del tiempo, como ha sucedido en nuestras casas, que disponen ahora de mas "comodidades" que nunca. Tampoco me refiero al profesorado que (aunque también hay quien no da el nivel, como ocurre en todas las profesiones) está razonablemente preparado y motivado para hacer su labor. Cuando me refiero a deterioro, quiero referirme al mismo acto de "enseñanza -aprendizaje" .
Cuando empecé, la mayor parte de mis energías las dedicaba a preparar con ilusión la materia que iba a enseñar. Pensaba en el modo más atractivo de transmitir "la chispa" que te enciende el entusiasmo por descubrir las cosas, por entender, por aprender. Buscaba lo mejor para motivar a mis alumnos y por mantenerles este estímulo durante el curso. Creo con honestidad que muchos guardarán un buen recuerdo de sus años de escuela como yo también lo tengo. Así como antes dedicaba la mayor parte del tiempo de clase, de mi energía a enseñar las claves del aprendizaje , del saber y del conocimiento de una materia concreta, en los últimos años gran parte de la energía se me va en mantener el orden necesario para que el acto de aprender se pueda llevar a cabo y en burocracia inútil. Pienso que soy un maestro que intenta estar al día en todo. Siempre he reciclado mis conocimientos y adoptado a las exigencias de cada momento.
La escuela es un reflejo de la sociedad y siempre he ido a la par de los tiempos y las exigencias que éstos en cada momento me han marcado, pero ahora la cosa pinta muy mal. A pesar de todo, intento todos los días hacer de tripas corazón y en la medida de lo posible enfrentarme a las difíciles exigencias de mi trabajo lo mejor que sé, sin dejarme la salud en ello, cosa difícil puesto que el maldito estrés siempre me está rondando y mandándome avisos en forma de erupciones de piel, dolores de espalda, de cabeza, insomnio, etc. Intento ( y creo que consigo) mantener la cabeza fría en los momentos más complicados y no dejarme arrastrar por las emociones negativas que cada jornada aparecen por aquí o allá.
Intento hacer mía a diario la máxima de Confucio que encabeza esta entrada e intento agitar la conciencia de todos los que tengo a mi alrededor, es mi deber aunque parezca que siempre me estoy quejando y que parezca infeliz (cosa que no es cierta obviamente) Soy consciente que crear un problema es mucho más fácil que resolverlo y que para los problemas complejos las soluciones también son complejas.
Pongámonos a trabajar .
Me gustaría compartir con vosotros la reflexión que da con las claves del problema que tenemos en educación, muy acertada en mi opinión, que esta semana pasada escuché en Onda Cero, en el programa "Julia en la Onda" , a Francisco Kovacs, médico especialista en la espalda y sus patologías, que en su entrevista con Julia Otero, acaba hablando de educación. Un tema que parece que a todos preocupa, pero en el que no se hace nada concreto y efectivo que haga que comience a girar esta nave en la que vamos todos y que se encamina a no sé donde.