Interesantes reflexiones de Leslie T. Chang , periodista norteamericana que durante dos años convivió con trabajadores (principalmente mujeres jóvenes) en las fábricas del sur de China.
Nuestros padres y abuelos quizás tuviesen los mismos sueños e inquietudes en aquellos años de desarrollismo en Europa.
Me he acordado de mi tía, que con unos veinte años emigró a Alemania y trabajó en Hannover: Seguro que se parecía mucho a estas chicas de las que habla Leslie.
Estos son algunos extractos de su charla en TED:
... A los obreros chinos no se los fuerza a trabajar en las fábricas debido a nuestro deseo insaciable de iPods. Eligen dejar sus hogares para ganar dinero, para aprender nuevas habilidades y ver el mundo...
... Esta simple narrativa que iguala la demanda occidental con el sufrimiento chino es atrayente, especialmente en un momento en que varios de nosotros ya nos sentimos culpables por nuestro impacto en el mundo, pero también es inexacto e irrespetuoso...
... Xiao Jin: "Ahora, después de que salgo del trabajo, estudio inglés, porque en el futuro, nuestros clientes no serán sólo chinos, así que tenemos que aprender más idiomas"...
... Karl Marx vio esto como la tragedia del capitalismo, la alienación del obrero por el producto de su trabajo. A diferencia de, digamos, un zapatero o carpintero tradicional, el obrero de una fábrica industrial no tiene control, ni placer, ni satisfacción real o entendimiento en su propio trabajo. Pero como tantas teorías a las que llegó Marxsentado en el salón de lectura del Museo Británico, en esta se equivocó. Sólo porque una persona pase su tiempo haciendo un pedazo de algo, no significa que ella se convierta en eso, en un pedazo de algo ...
... La cobertura periodística sobre las fábricas chinas, por otra parte, resalta esta relaciónentre los obreros y los productos que hacen. Muchos artículos calculan: ¿Cuánto le tomaría a este obrero trabajar para ganar suficiente dinero para comprar lo que está fabricando? Por ejemplo, un obrero principiante en una línea de ensamblado en China en una fábrica de iPhones tendría que soltar dos meses y medio de salario por un iPhone.Pero, ¿qué significa este cálculo, en realidad? Por ejemplo, recientemente escribí un artículo en la revista The New Yorker, pero no puedo darme el lujo de publicar un anuncio ahí. Pero, ¿a quién le importa? No quiero un anuncio en el New Yorker, y la mayoría de estos trabajadores, en realidad, no quieren iPhones. Sus cálculos son diferentes.¿Cuánto tiempo debo quedarme en esta fábrica? ¿Cuánto dinero puedo ahorrar?¿Cuánto tiempo tomará comprar un apartamento o un auto, casarme, o que mi hijo termine la escuela? ...
... Me pregunto qué habría hecho Karl Marx con Min y sus hermanas. Su relación con el producto de su trabajo era más complicada, sorprendente y divertida de lo que se podría haber imaginado. Y aún así, su visión del mundo persiste, y nuestra tendencia a ver a los trabajadores como masas sin rostro, a imaginar que podemos saber qué están pensando realmente. Cuando conocí a Min ella recién había cumplido los 18 y dejó su primer trabajo en la línea de ensamblado de una fábrica de productos electrónicos. Durante los siguientes dos años, la vi cambiarse de trabajo cinco veces, finalmente fue a parar a un puesto lucrativoen el departamento de compras de una fábrica de ferretería. Más tarde, se casó con un trabajador inmigrante como ella, se mudó con él a su pueblo, tuvo dos hijas, y ahorró suficiente dinero para comprar un Buick de segunda mano para ella y un apartamento para sus padres ...
... Cuando fui por primera vez a Dongguan, me preocupaba que fuera deprimente pasar tanto tiempo con obreros. También me preocupaba que nunca les pasara nada, o que no tuvieran nada que decirme. En vez de eso, encontré a mujeres jóvenes inteligentes y divertidas y valientes y generosas. Al abrirme sus vidas, me enseñaron tanto sobre fábricas y sobre China y sobre cómo vivir en el mundo.Este es el monedero Coach que me dio Min en el tren a casa para visitar a su familia. Lo llevo conmigo para acordarme de que los lazos que me atan a las jóvenes sobre las que escribí, son lazos no económicos, sino de naturaleza personal, medidos no en dinero, sino en recuerdos. Este bolso es también un recordatorio de que las cosas que imaginas,sentado en tu oficina o en la biblioteca, no son como las encuentras cuando realmente sales al mundo...