“El silencio es el único amigo que no traiciona”
Confucio
He empezado la lectura de “Las orquídeas rojas de Shanghai”, de Juliette Morillot. Lo compré hará casi un año y hoy le ha tocado el turno.
El libro, basado en hechos reales, trata sobre las esclavas sexuales que utilizó el ejército japonés en su campaña de expansión en Asia durante la primera mitad del siglo pasado y principalmente durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta mañana, antes de irme al trabajo, he empezado con el primer capítulo y he leído una frase que me ha hecho reflexionar y que me ha acompañado durante la jornada:
“El universo del silencio tiene la ventaja de que no ofrece un punto de apoyo al enojo de los demás“
Soy una persona que habla en exceso. Tengo a veces una especie de incontinencia verbal que me ha ocasionado algún que otro problema. Cuando charlo con los demás , lo hago con vehemencia y a veces, ésta, es interpretada como tozudez o intransigencia por aquellos que no me conocen en absoluto o sólo superficialmente.
Me he dicho a mí mismo que debo guardar silencio con más frecuencia y no ser tan impulsivo a la hora dar mi opinión, valoración o sugerencia sobre esto o aquello. Además ser tan locuaz te hace correr el peligro de que los demás, llegado a un punto, no presten atención a tus palabras….
Quisiera vivir más en ese “universo de silencio” en el que a algunos les va tan bien. Conozco personas que no dejan translucir casi nunca, o en muy contadas ocasiones sus críticas, sus reproches ante esto o aquello, sus ideas morales o políticas y a los que le va muy bien así.
Me digo una y otra vez que la prudencia no está reñida con la expresión de tus ideas e intento aplicármelo, pero me cuesta…
No sé si el libro me gustará, pero ha tenido la virtud de hacerme pensar desde el primer capítulo.
Lección para hoy: Escuchar más, actuar más y hablar menos.